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Municipio de La Oliva

La Oliva, en el norte de Fuerteventura, es un municipio que combina la belleza natural con la arquitectura tradicional canaria.

 

Este municipio es conocido por su variado paisaje, que incluye extensas dunas de arena, valles verdes y acantilados impresionantes.

 

La Oliva alberga pueblos encantadores como Villaverde y La Oliva pueblo, donde se puede disfrutar de la auténtica vida isleña y descubrir la rica historia de la zona. Además, el municipio cuenta con importantes puntos de interés turístico, como la Casa de los Coroneles, una mansión colonial que refleja la influencia de la nobleza en la isla durante siglos.

Situación aproximada de los hornos de cal dentro del municipio de La Oliva

Hornos de cal en La Oliva

Barranco de Fimapaire

La piedra caliza sigue presente en el subsuelo majorero. Pero ya no se extrae como antes, ni se transforma en cal con fuego y aulagas. El paisaje ha cambiado, pero la memoria permanece, grabada en la piel del territorio.

Ubicación: 28°35'48"N 13°51'58"W

Estado: Regular

El Cotillo #1

La progresiva decadencia del comercio de cereales y barrilla, a finales del siglo XIX y principios del XX, da paso a que la burguesía majorera centrara sus miras en la industria calera.

Ubicación: 28°40'55"N 14°00'44"W

Estado: Regular

El Cotillo #2

La actividad de la cal no dependía de las condiciones de climatología como la producción agrícola, se basaba en la explotación de una materia prima abundante, como es el caliche.

Ubicación: 28°40'53"N 14°00'42"W

Estado: Bueno

El Cotillo #3

El comercio de la cal se destinaba principalmente a abastecer al resto de las islas, sobre todo a Gran Canaria, Tenerife o La Palma, además de distintos países cercanos, por tanto, el transporte marítimo cobraba un gran protagonismo en el proceso.

Ubicación: 28°40'53"N 14°00'41"W

Estado: Regular

El Cotillo #4

Se exportaba el material en todos sus estados: en estado natural, piedra caliza en bruto, para su posterior tratamiento en hornos localizados en otras islas, en cal viva o cal apagada en pasta o en polvo.

Ubicación: 28°40'51"N 14°00'39"W

Estado: Bueno

El Cotillo #5

Usos más interesantes de la cal se realizaron para la prevención de infecciones en el caso de enterramiento de cadáveres y estancias habitacionales donde el cuerpo fallecía; también, para corregir la acidez de algunos suelos agrícolas o incluso mezclado con manteca de cabra para realizar un jabón desinfectante

Ubicación: 28°40'50"N 14°00'38"W

Estado: Bueno

El Cotillo #6

La cal también servía para preservar alimentos, curtir pieles y como desinfectante natural. Era, por tanto, una herramienta doméstica y rural imprescindible. Su valor no se limitaba a la construcción, sino que estaba presente en la vida cotidiana.

Ubicación: 28°41'05"N 14°00'46"W

Estado: Malo

El Jablito #1

El agua también era crucial. No solo para apagar la cal, sino para preparar el barro con el que se recubrían los hornos antes de cada quema. Este barro evitaba que la estructura colapsara con el calor extremo.

Ubicación: 28°36'28"N 13°49'39"W

Estado: Casi desaparecido

El Jablito #2

El abandono de los hornos no fue inmediato ni uniforme. Algunos siguieron activos hasta los años 70, resistiendo la presión del cemento importado. Sus últimos horneros recordaban con nostalgia el sonido del fuego y el aroma del material recién apagado.

Ubicación: 28°36'31"N 13°49'35"W

Estado: Exterior Bueno, interior inaccesible

El Roque

El calor de un horno encendido se sentía a distancia.
Durante la quema, no se descansaba: había que alimentar el fuego sin pausa. Turnos nocturnos, vigilancia constante y un conocimiento profundo del ritmo del horno eran necesarios.

Ubicación: 28°41'01"N 13°59'50"W

Estado: Bueno

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