Mis películas favoritas: It follows (2 de 2)
- Ismael Martin
- 19 mar
- 14 Min. de lectura
Este análisis contiene spoilers.
Voy a seguir exponiendo mis impresiones y conclusiones que he ido sacando de cada visionado de la maravillosa It follows, haciendo un recorrido por la película y los significados que le he ido dando a según qué cosas.

La película comienza en un barrio residencial, donde una chica sale de su casa y empieza a correr. La cámara la sigue mientras ella hace un rodeo para volver a entrar en la casa, agarrar las llaves de un coche y salir del barrio. Hay una elipsis de ella en una especie de playa o lago, de noche, mientras habla por teléfono con su padre y disculpándose. La cámara enfoca hacia nada en particular y la siguiente escena es esta chica muerta, de un modo bastante bestia.
Se ve que la amenaza está presente de un modo invisible, ya que esta chica está huyendo pero no vemos qué la está persiguiendo, ya que la cámara nos enseña el espacio en un plano bastante abierto donde no vemos el peligro. El tono empieza a implantarse, señalando que a lo que tienen que enfrentarse los personajes puede estar en cualquier lado y no escondido en un callejón o detrás de una puerta. El miedo está presente en todos lados.
Después pasamos a conocer a Jay, nuestra protagonista. Aparece metida en una piscina portátil, tranquila con sus pensamientos, en una zona residencial muy parecida a la que vimos antes. La música y el montaje nos colocan en el ánimo de ella, para que percibamos su interior. Ella se da cuenta que sus vecinos, unos niños, la están viendo y se lo muestra con una media sonrisa.
En el interior sus amigos Paul y Yara, además de su hermana Kelly están viendo una película de ciencia ficción antigua en una tele de tubo y la madre de Jay está en un segundo plano, al fondo, de espaldas, tomando una copa. Cambio de escena y Jay se está preparando para su cita, volviendo la música tristona mientras se maquilla y la cámara hace un plano cercano del tocador, con algunas de sus fotos de joven y con su padre, que nos hacen saber que está muerto.
En estas escenas se empiezan a mostrar las líneas que se van a ir desarrollando en la película, además de objetos y momentos que simbolizan algo más, y se implanta la tesis principal.
Primero los objetos: la piscina portátil aparece en varios momentos, y para mí el poner a Jay sumergida en el agua quiere evocar a un lugar seguro, sin peligro, como puede ser el útero, ya que en esos momentos Jay no tiene que hacer ni pensar en nada, solo estar, ya que son otros los que se encargan de su seguridad. Esto se refuerza en un diálogo posterior, que apuntaré. La piscina vuelve a aparecer una segunda vez, y la tercera está rota, con toda el agua desparramada, como simbolizando que ese lugar seguro ya no volverá y que Jay tendrá que lidiar con la vida ella sola. La última piscina no es esta, sino el lugar donde ocurrirá el enfrentamiento final con el monstruo, que tiene la apariencia del padre de Jay, y yo interpreto que es la lucha para lograr el alcance a la vida adulta y también para finalizar el duelo que Jay tiene por su padre, ya que sin contarlo sabemos que el padre está muerto, por eso la depresión que sufre Jay y el refugio en el alcohol de la madre ausente. En la piscina juguetea con unas briznas de hierba, una situación que será recurrente, y creo que quiere mostrar la fugacidad o debilidad de las cosas.
La tesis sobre la sexualidad se señala cuando Jay se da cuenta de que sus vecinos, como mencioné anteriormente, unos niños, la espían mientras está dentro de la piscina. Y eso la hace sacar una sonrisa, como una especie de halago de que ella pueda despertar sentimientos en otra persona.

Saltamos a los amigos. Están Yara, que lee un ebook en forma de concha, otro simbolismo sexual; Paul, que sabemos que está enamorado de Jay por medio de las miradas fugaces que le hace a ella y sin necesidad de vocalizarlo; Kelly, que tiene una actitud más alegre; y la madre al fondo. Vemos que usan una tele de tubo, representando que no está atravesando un buen momento económico ni ellos ni nadie, cuando muestre lo deprimido que se encuentra el barrio, lleno de locales cerrados y casi desierto de gente.
La última secuencia es ella maquillándose para la cita, y lo importante son las fotos que se ven, recuerdos de una etapa más feliz siendo ella pequeña y con su padre, que jugará un papel importante más adelante. Su actitud es dubitativa, como pensando si ir o no a esa cita. Sobrevuela por todo el metraje aunque no se nos diga de manera explícita, que Jay está atravesando un período de duelo por la muerte de su padre.
Vamos a la cita de Jay y Hugh. Están en la cola del cine y se ponen a jugar a un juego, El juego del cambio. Consiste en que uno tiene que elegir a una persona por la que te gustaría cambiarte y el otro tiene que adivinar quién es. Cuando le tocó el turno a Jay, Hugh eligió a una mujer pero ella no la ve. Hugh se alarma y se van del cine a toda prisa. Cenan en otro lugar. Al día siguiente Jay y Kelly hablan sobre la cita mientras caminan por el vecindario. Cambiamos a otra cita de la pareja, en un lugar más íntimo donde mantienen relaciones sexuales en el coche. Después de esto, Hugh la duerme con cloroformo. Al despertar, Jay está atada a una silla y Hugh le explica lo que le va a pasar. Un ser la matará si no transmite esta maldición acostándose con otra persona. La lleva de vuelta a su casa, donde sus amigos están jugando a las cartas. Después de que la policía haya tomado declaración, hay una escena de Jay en el cuarto de baño observando su cuerpo, como notando un cambio en su forma y su vecino observando por la ventana.
De una manera soterrada, el director nos enseña que esta cita es una trampa. La película que van a ver es Charada, película protagonizada por Cary Grant que habla sobre engaños y desconfianza. La misma palabra charada significa falsedad, engaño, lo que es la relación que tiene Hugh con ella, que la quiere utilizar por un motivo egoísta. En el juego del cambio se sigue argumentando la tesis de la película, cuando Hugh explica porqué eligió a un niño para intercambiarse.
Hugh: "Molaría tener toda la vida por delante. Mira qué feliz es"
Habla sobre lo difícil que es hacerse mayor, la asunción de responsabilidades y afrontar sus consecuencias, como el motivo que usa la trama para hablar de la maduración que es mantener relaciones sexuales.
Cuando Hugh se da cuenta de que el ente está en la sala de cine y se va con Jay a otro lugar a cenar, la cámara va dejando de lado a la pareja para centrarse en el segundo plano, donde una figura se acerca a donde están ellos. Esta situación se repetirá varias veces, de modo evidente o sutil, señalando que la amenaza está siempre presente.
Con el paseo de las dos hermanas hay dos temas: Uno es la duda que tiene Jay sobre si le conviene Hugh y la otro es que la hermana fuma y bebe, como si fuera una adulta pero sabiendo que su madre se enfadaría si lo notase. Quiere ser mayor para hacer estas cosas de adulto pero a la vez sabe que no tiene la edad apropiada para esto. Estas son las prisas que se tienen por hacer cosas de adultos pero a la vez queremos seguir siendo siempre niños para que los mayores se hagan cargo de las cosas.
Segunda cita de la pareja donde ya realizan el acto sexual, ya que Hugh sabe que se le acaba el tiempo. La frase que suelta Jay después de acostarse es reveladora sobre sus pensamientos acerca de la amistad o noviazgo:
Jay: "Qué curioso. Soñaba con la edad de tener citas. De ir en coche con amigos. Me imaginaba de la mano de un chico guapo, escuchando la radio por una carretera bonita. No se trata de ir a ningún sitio, sino de sentirse libre, supongo. Ahora mayores, ¿adónde vamos?"
Jay habla sobre los anhelos que tenemos cuando somos adolescentes de salir del hogar paterno, de escapar de las normas que nos rigen y salir con los amigos primero y con una pareja después. Ese sueño que se tiene de vivir nuevas experiencias, probar cosas nuevas y en compañía, no sentirse solo. Se vuelve a utilizar la palabra libertad, ser libre, como si el ser adulto implica alcanzar la libertad, cuando en su fuero interno sabe que no es así, que la etapa adulta es la etapa de las obligaciones. Habla de que al llegar a la meta, ser mayores de edad, es cuando se pierden y no saben qué hacer. Muchas veces soñamos con conseguir o llegar a cosas de un modo superficial, sin tener en cuenta las implicaciones que conllevan esas cosas. Queremos mantener relaciones sexuales, pero no queremos pensar en que podemos infectarnos de enfermedades peligrosas, haciendo patente la inconsciencia de la juventud, que cree saberlo todo pero a la hora de la verdad saben que no es cierto.

La secuencia de Jay amordazada mientras Hugh le explica lo que le va a pasar sirve para establecer lo que ocurrirá y la manera de evitar la muerte. Escena angustiosa, con Jay confusa sobre lo que está pasando. La siguiente escena de la pandilla en el porche hace patente la ubicación atemporal de la película. Juegan a un juego de cartas de la época victoriana mientras Yara está leyendo su libro electrónico y cita una frase:
Yara: "Enfrentados a la destrucción inevitable, una casa que se derrumba, por ejemplo, cualquiera debe tener el deseo de sentarse, cerrar los ojos y esperar. Que sea lo que Dios quiera"
Quiere hablar sobre una conducta conformista, de no hacer nada porque el fin, la muerte, es inevitable y no se puede luchar contra ello. Habla sobre el derrotismo que sobrevuela toda la película, con la gente que ha bajado los brazos a causa de la crisis y de ello todo el abandono que tiene la ciudad, con zonas derruidas, asoladas y abandonadas. Después de las escenas de la policía investigando, que se suceden rápido, ya que no es lo importante, repetimos escena de Jay en el cuarto de baño, observando su cuerpo, como si algo hubiera cambiado por dentro después de mantener sexo. Como si fuera un proceso que la transforma en otra cosa, y se angustia, no por la amenaza del ser sobrenatural, sino porque el paso que ha dado sabe que es importante. Y eso que más adelante sabemos que no fue la primera vez de Jay, ya que se había acostado con su vecino Greg. Y también se repite el despertar sexual que tiene Jay sobre el niño que la espiaba en la piscina, esta vez mirándola desde la ventana del baño.

Jay está en la clase de instituto, en literatura, absorta en sus pensamientos, mirando por la ventana. Entonces ve algo peculiar: una mujer anciana en el campus, mirándola y caminando hacia ella. Huye de la clase y se da cuenta de que es la única que puede verla. Va a ver a su hermana y a Paul al trabajo y este se ofrece a pasar la noche en su casa, vigilando que nadie entre. Jay no puede dormir y baja a hablar con Paul. Hablan sobre su infancia. Se oye cómo se rompe un cristal. Paul no ve nada pero Jay sí. Una mujer que ha sufrido algún tipo de abuso está en la cocina. Jay sube hasta su habitación y se encierra. En un momento dado, abre para que pasen sus amigos y ve a un hombre gigante entrando. Jay sale por la ventana y huye. En el parque infantil se acercan sus amigos y se une Greg, su vecino, para ayudarla a buscar a Hugh,
Con una música aterradora, la secuencia de la anciana en el instituto pone los nervios de punta. Se establece la dinámica de cómo serán las apariciones del ente, siempre al fondo del plano y acercándose de manera imparable hacia su objetivo.
En la secuencia de la charla de Jay y Paul, vemos que él está enamorado desde pequeño de ella, y Jay lo sabe. Una estampa típica de las relaciones, la del amor no correspondido y la frustración de ver cómo la persona a la que se ama está con otros. Vemos que Paul sería capaz de hacer cualquier cosa por ella, de arriesgarse a lo que sea por salvarla.
La escena del segundo ataque, con una cámara lenta mientras Jay ve paralizada a la forma acercándose a ella, tiene un ritmo pausado para transmitir mucho mejor el desasosiego de la protagonista. Que Jay se refugie en el parque infantil refuerza la tesis de la vuelta a la infancia como lugar seguro, un eterno retorno a momentos más tranquilos.
La pandilla se acerca a la casa donde vivía Hugh. Ven que en cada habitación hay huecos en las paredes y campanillas en puertas y ventanas, como alarmas rudimentarias que alertan de intrusiones. En el cuarto que hace de dormitorio hay revistas X y pañuelos de papel arrugados al lado. Gracias a una foto descubren el instituto donde acude y allí le dan la dirección de sus padres. Hablan con Hugh, cuyo verdadero nombre es Jeff, y explica que también le pegaron la maldición y que ella debe contagiar a otros para que ambos estén a salvo. La pandilla va a una casa cerca de un lago, alejada de todo, para pensar. En un momento dado aparece el ser y Jay huye pero tiene un accidente con el coche y se despierta en el hospital. Se acuesta con Greg y días más tarde, cuando ha salido del hospital, Jay ve cómo el ente entra a la casa de Greg y lo asesina.
El camino a la casa de Hugh es a través de casas abandonadas o descuidadas, haciendo patente que la crisis se ha cebado con el lugar, y la historia lo usa como herramienta para hablar sobre el futuro tan difícil que van a tener las nuevas generaciones, y Jay, que no tiene el faro de su padre para guiarla en ese camino, añadiendo la carga que supone su enfermedad sexual, lo tiene todavía más crudo.
Toda la secuencia de la casa de Hugh sustenta que la pulsión sexual es irrefrenable en la juventud. Porque aún con el peligro acechándole, tiene tiempo para aliviarse con revistas pornográficas, de ahí el detalle de los pañuelos.
La conversación que mantienen con Hugh/Jeff habla sobre si hay que ser egoísta y pasar la maldición, como si el tener una enfermedad no fuera un obstáculo para seguir picando de flor en flor. Vuelve a reincidir la simbología de la vegetación con Jay jugando con unas briznas de hierba, colocándolas en línea en su pierna, y que yo interpreto que igual está pasando por su cabeza la opción de quitarse la vida.

Secuencia de un nuevo ataque del monstruo, cada vez más amenazador y nueva huida de Jay, esta vez teniendo un accidente y nueva visita al hospital, en una escena de tensión brutalísima donde el ruido de pasos la pone de los nervios, ya que es incapaz de moverse y la maldición va a alcanzarla sin ella poder hacer nada. Y toma la decisión de acostarse con Greg, como medio de poder esquivar la bala hasta que se recupere. Durante la película hemos visto que Greg tiene éxito con las chicas y Jay sabe que puede propagar la maldición a más gente, y así retrasar su final.

Por eso la frase que cité de que hay que cerrar los ojos y esperar lo inevitable es importante, ya que no es una opción. La película quiere decir que tenemos que utilizar lo que tengamos a nuestro alcance para no morir, aunque esto sea perjudicial para otros. Jay lo sabe y es una decisión difícil, pero la juventud siempre va a mirar por ellos mismos antes que por la mayoría, porque nadie quiere morir de manera prematura, y esto es algo que más adelante se rescatará. Después de la escena íntima de Jay y Greg, hay una en al que se ve a este ligando con mujeres, que sirve como elipsis de que Jay está a salvo en el hospital hasta su recuperación. Greg no cree que la maldición exista y por eso accede, porque ya se ha señalado que el impulso sexual no se puede frenar. En los días que han pasado desde que se acostaron no ha visto nada anormal y eso le refuerza de que que no existe tal maldición. Y vemos un plano de Paul celoso de que no fuera el elegido para ello.
Jay vuelve a la piscina, pero ya no es el lugar seguro de antaño, ya que no es capaz de relajarse y está siempre atenta a su alrededor. De ahí pasamos a la secuencia de la muerte de Greg, quizás la más turbia de la película, ya que muere cuando el ser tiene la forma de su madre y la manera de matarlo recuerda a una postura sexual, con sus movimientos e incluso con fluidos saliendo de sus cuerpos.
Jay vuelve a escapar del monstruo y va a parar a un lago en donde ve a un grupo de chicos disfrutando a bordo de una lancha. Ella se adentra en el agua y el plano siguiente es ella volviendo a casa, donde ve la piscina rota. Traza un plan con su pandilla para intentar eliminar la amenaza, al que le harán frente en una piscina comunitaria abandonada. Rodean la piscina de aparatos eléctricos, con Jay sirviendo de cebo en el centro para que cuando el ente se sumerja en el agua, lanzar los aparatos para ver si es eliminado. En el enfrentamiento Yara es herida. Después de esa escena, Jay y Paul se acuestan, visitan a Yara en el hospital y se les ve enamorados y lo siguiente es Paul circulando con el coche por una zona donde hay mujeres ejerciendo la prostitución. La escena final es Jay y Paul caminando por la calle, mientras a lo lejos se puede intuir a una figura acercándose.
La escena de Jay y los chicos de la lancha juega con la ambigüedad, ya que no vemos qué ocurre, pero sí a una Jay mojada y con lágrimas en los ojos. Puede que llore porque sabe que ha condenado a la muerte a estos chicos y siente lástima, o llora porque no ha podido cargar con esa responsabilidad y prefiere que el “bicho” la persiga a ella.
La última imagen de la piscina portátil es consecuente con lo que sucede. Está rota, ya no es el refugio al que regresar. El útero materno ya no es la solución, sino que hay que enfrentarse al problema como una persona adulta. Pero sigue la metáfora de la piscina en la secuencia de la pelea, ya que la maldición adopta la forma del padre y esto simboliza la rotura de la cuerda que une la dependencia de los hijos con sus padres, a la vez que funciona como catarsis para que Jay se encare con la depresión que sufre debido a la muerte del progenitor. Varias lecturas interesantes en una secuencia que no es redonda, ya que usar balas y electricidad para acabar con la maldición es una solución endeble. Y la última metáfora sobre el paso a la vida adulta se representa con la piscina llenándose de sangre, queriendo decir que la llegada de la menstruación es el final de la niñez, en el caso de las mujeres. Muy buenas ideas con otras menos ingeniosas.

La escena íntima entre Paul y Jay puede leerse como manera de liberar tensiones y la aceptación de que a Paul no le importa la maldición (la enfermedad que sufre Jay), está lo suficientemente enamorado de ella como para asumir esta carga mortal. Además que él tiene menos escrúpulos para pasar la maldición a la mayor gente posible.
La última cita que pongo es la que lee Yara en el hospital:
Yara: "Si hay tortura, hay dolor. Heridas y agonía física. Todo eso distrae la mente del sufrimiento mental. A uno le atormentan las heridas hasta el momento de su muerte. Pero el dolor más terrible puede no ser el de las heridas, sino el de saber que en una hora, diez minutos, medio minuto, ahora en este instante, el alma abandonará el cuerpo y uno ya no será una persona. Y eso es algo seguro. Lo peor de todo es que es algo seguro"
Una persona piensa que el dolor de una herida es un sufrimiento muy doloroso. Pero no es así. Saber que la vida es fugaz, que no hay una fecha exacta para que nos llegue la muerte, que sucederá en cualquier momento y que no podrá hacer nada por evitarlo, ya que es imposible, es el mayor sufrimiento de todos. Saber que al final todos vamos a morir, a dejar de existir, de sentir.
La última escena de la pareja formada por Jay y Paul con la cámara enfocando a algo o alguien que se acerca por detrás cambia, para mí, el significado de la maldición. Ya no representa una enfermedad, sino que es la personificación de la vida, en la que está incluida la muerte, que nos persigue mientras recorremos nuestro camino, hasta el momento en que nos alcance y salgamos del camino, para dejar de existir. Siempre detrás de nosotros, sin importarle si hacemos el bien o el mal, le es indiferente porque al fin y al cabo, no somos nada más que unas motas en el camino.

Commenti