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Municipio de Puerto del Rosario
Puerto del Rosario, la capital de Fuerteventura, es un municipio que combina la esencia urbana con la belleza costera. Situado en el este de la isla, este municipio alberga el puerto principal de la isla, que históricamente ha sido un centro comercial y de intercambio. Sus calles están impregnadas de una atmósfera animada y cosmopolita, ofreciendo una variedad de tiendas, restaurantes y puntos de interés cultural. Además, cuenta con una extensa playa urbana, Playa Chica, que ofrece vistas espectaculares del Atlántico y es un lugar popular para los residentes y visitantes.
Situación aproximada de los hornos de cal dentro del municipio de Puerto del Rosario
El Matorral #1
En tiempos de crisis agrícola, cuando la sequía devastaba los campos, la cal ofrecía una alternativa. Su producción no dependía del clima, sino del trabajo humano. Gracias a ella, muchas familias pudieron sobrevivir cuando el trigo o la cebada escaseaban.
Ubicación: 28°26'09"N 13°52'13"W
Estado: Bueno
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El Matorral #2
El valor de la cal iba más allá de lo material. Su blancura tenía connotaciones estéticas, higiénicas y simbólicas. Pintar una casa de cal era purificarla, renovarla. Cada primavera, muchos hogares renovaban su capa blanca como signo de salud y orden.
Ubicación: 28°25'48"N 13°52'15"W
Estado: Regular
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El Time
La cal no solo se usaba para construcción; tenía múltiples aplicaciones: enjalbegar casas, sellar depósitos de agua, elaborar morteros hidráulicos. También se mezclaba con arena y yeso para reforzar estructuras. Su versatilidad la hizo imprescindible durante siglos en la arquitectura tradicional canaria.
Ubicación: 28°33'09"N 13°54'16"W
Estado: Peligro desaparecer
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Fábrica de cal Puntilla de El Charco
Fuerteventura conserva más de 300 hornos documentados, desde pequeños familiares hasta grandes industriales. Algunos se encuentran en buen estado de conservación, otros apenas se reconocen entre la vegetación. Sin embargo, cada uno guarda una historia propia que merece ser contada.
Ubicación: 28°30'25"N 13°50'41"W
Estado: Regular
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La Asomada #1
Las caleras domésticas no seguían una lógica comercial, sino de necesidad. Se activaban cuando había que construir una casa, reparar un aljibe o hacer una obra comunal. Vecinos y familiares unían esfuerzos para quemar una hornada que abasteciera sus necesidades puntuales. Este sistema fortalecía los lazos sociales y reforzaba la autosuficiencia de las comunidades rurales.
Ubicación: 28°30'40"N 13°54'36"W
Estado: Bueno
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La Asomada #2
Las plantas como la aulaga, el tarajal o el mato eran esenciales en el proceso. Crecían en zonas áridas y eran recolectadas con cuidado, ya que el combustible debía ser seco y abundante. Sin ellas, el horno no podía arder correctamente.
Ubicación: 28°30'46"N 13°54'30"W
Estado: Peligro desaparecer
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La Charca
El calor del horno no solo transformaba la piedra, también era el centro de la actividad humana. Alrededor del fuego se compartían jornadas, estrategias, anécdotas. Los hornos eran, sin quererlo, centros de transmisión cultural. Aunque su actividad era dura y exigente, también generaba un sentido de pertenencia y cooperación.
Ubicación: 28°30'13"N 13°51'47"W
Estado: Peligro desaparecer
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La Hondura
A partir de 1940, se ordenó trasladar los hornos de cal que se encontraban en el naciente del actual muelle grande más hacia el noreste, debido a las molestias que ocasionaban los humos y los olores a la población.
Ubicación: 28°30'56"N 13°50'27"W
Estado: Bueno
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La Mareta
A mediados del siglo XX, el cemento comenzó a reemplazar a la cal. Más rápido, menos laborioso y con nuevos estándares de construcción. Sin embargo, el abandono de los hornos no fue inmediato; aún en los años 60 había actividad calera en varias partes de la isla.
Ubicación: 28°27'24"N 13°52'39"W
Estado: Peligro desaparecer
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