Del libro al cine
- Ismael Martin
- 24 abr
- 8 Min. de lectura
Actualizado: 26 abr
Para celebrar El Día del libro, que se celebra cada 23 de abril, vamos a dar algunos ejemplos de adaptaciones cinematográficas bien hechas, mal hechas e incluso la buena obra, tanto literaria como la audiovisual.
Desde los mismísimos comienzos la literatura ha nutrido de buenas historias a la industria del cine, siendo La Biblia la que fue inspiración para elaborar películas grandes de la época del cine silente, con decorados gigantescos y multitud de extras.
Cualquier género literario puede ser adaptado, ya sean obras escritas en primera o tercera persona; historias narradas de manera epistolar, cartas escritas por los personajes que cuentan la trama; obras de acción, romance, terror, cómicas, incluso ensayos pueden ser óbice para trasladarlas a la gran pantalla.
A veces la adaptación es fiel al libro, y otras veces es completamente diferente, manteniendo la idea principal y personajes, tanto una como la otra manera de adaptar la historia han dado grandes y mediocres largometrajes.
Como hay una infinidad de películas, esta selección de obras son ejemplos de buenas y malas obras, y siempre desde una óptica subjetiva.
Película mejor que libro
El cine es sabio y suele elegir obras literarias de una calidad media para adaptar. El principal motivo es el precio de los derechos y otro es que dicha calidad es susceptible de mejorarla.
Un director que solía utilizar una novela como base de la historia era Alfred Hitchcock, que elegía novelas y las modificaba a su gusto, con un resultado final diferente. Un buen ejemplo es Psicosis, que estiliza la figura de Norman Bates, pasando de un personaje gordo, calvo y desagradable a un galán típico de Hollywood, manteniendo el giro del primer acto. Pero mi ejemplo de película mejor que el libro dirigido por este titán del cine es:
Extraños en un tren. Esta opinión es muy subjetiva, porque leí la novela después de ver la película infinidad de veces, y me encontré con un libro denso, aburrido a veces, con personajes como el antagonista que no tienen el mismo carisma. La autora de la novela, Patricia Highsmith, es una figura clave en el thriller literario, con El talento de mr. Ripley como su obra más famosa, pero su estilo a veces lastra la historia. Y Extraños en un tren es una delicia de película, con un ritmo brutal, y escenas como el asesinato, la partida de tenis o el allanamiento de morada muy logradas.

Tiburón. La novela fue un superventas desde su lanzamiento. Mientras estaba siendo escrita había productores que querían los derechos. Se mantuvo casi un año en la lista de libros más vendidos y un director casi novato fue el encargado de dirigirla: Steven Spielberg.
Spielberg separó el grano de la paja, eliminando algunas subtramas que no aportaban mucho al tema principal, como la infidelidad de la esposa del sheriff Brody, potenciando todo el suspense que tienen las escenas y la amenaza invisible del tiburón. Un rodaje accidentado, con muchos problemas que fueron rentabilizados, como por ejemplo que el tiburón mecánico no funcionaba. Haciendo que la amenaza fuera mayor y más angustiosa, consiguió que Tiburón fuera la película más taquillera y dando origen al término blockbuster, ese tipo de largometraje que estaba diseñado para arrasar en taquilla.

Las diabólicas. Ya he mencionado en anteriores artículos sobre esta obra francesa dirigida por H.G. Clouzot, que este 2025 celebra su setenta aniversario, y que adapta una novela escrita por Pierre Boileau y Thomas Narcejac. Novela que llamó la atención de Hitchcock, que quiso comprar los derechos pero Clouzot se le adelantó. La pareja de escritores escribieron De entre los muertos especialmente para Hitchcock, hecho que dio lugar a su obra maestra Vértigo.
Volviendo a Las diabólicas, Clouzot hizo una remodelación total de la historia, pasando el punto de vista del marido a la esposa, cambiando el ambiente a una escuela internado, y creando relaciones entre personajes diferentes. Y su fruto mejora totalmente la idea original, con el resultado de una película magnífica, una lección de suspense maravillosa, que es un disfrute en cada visionado.

Películas y novelas de igual calidad
El padrino. Considerada como la Mejor película de la historia, el largometraje dirigido por Francis Ford Coppola está basado en la novela del mismo nombre escrita por Mario Puzo. El escritor fue el encargado de adaptar su obra junto con Coppola, eliminando algunas subtramas y reduciendo otras que se alejaban del foco principal de la película. Y el resultado es excelente. Casi tres horas que no se notan nada. Un viaje a la vida de una familia apasionante y que en cada revisionado es igual de bueno que el primero.
El libro también es muy bueno, y las tramas que no se adaptan, como las que rodean a Johnny Fontaine, cantante ahijado de Vito Corleone, y Lucy Corleone, esposa de Sonny, en Las Vegas, están bien integradas en la novela y ayudan a la trama principal. Pero no funcionaría igual en cines, ya que traslada y crea un nuevo escenario que hubiera difuminado el impacto del tercer acto. La subtrama del ascenso de Vito Corleone hasta ser jefe criminal se eliminó pero fue rescatado para la secuela. Una buena idea, ya que la historia de la película está enfocada principalmente en Michael Corleone, que será el sucesor de Vito, y retroceder varias décadas lastraría el ritmo.

Lo que el viento se llevó. Margaret Mitchell es la autora de la novela del mismo nombre. Una novela superventas que llamó la atención de los grandes estudios, siendo el productor David O. Selznick quien se llevó el gato al agua. Un complicado rodaje, con varios cambios de directores y Selznick siendo un tirano queriendo manejar todos los departamentos de producción, estaba abocado al desastre, pero el resultado final es la Película más taquillera de la historia (según la inflación), y la representación de lo que es el cine. Modifica algunas cosas de la novela, como el número de hijos que tiene Scarlett O´Hara y suavizando el carácter de ella, pero siendo igual de fuerte e independiente.
La novela es un retrato de los Estados del Sur antes, durante y después de la Guerra de Secesión Norteamericana, escrita por una habitante de esos estados con una habilidad magnífica, pariendo unos personajes inolvidables. Novela extensa que está algo desaparecida en la actualidad pero con una calidad muy alta.

Drácula, de Bram Stoker. La novela epistolar de Bram Stoker tiene infinidad de adaptaciones al cine con una calidad muchas veces mediocre y que no se adaptan a la trama tal cual, cambiando o fusionando personajes y situaciones. Pero la adaptación que hizo Francis Ford Coppola es igual de buena que la obra escrita por varios motivos. Mantiene a los personajes en sus roles, cuenta la historia de una manera similar, cambiando la relación que tienen Mina y el conde vampiro pero por causas ajenas a la obra. Porque Coppola no solo quiere contar la historia escrita por Stoker sino que quiere mostrarnos la evolución del vampiro a lo largo del cine. Un ejemplo es la sombra del conde, que tiene una cierta independencia, y que es un homenaje a la hipnótica Vampyr, de Carl Theodore Dreyer, y otro es el romance de la joven con Drácula, que es un tropo utilizado en la mayoría de las adaptaciones de la novela.
Durante muchos años fui muy crítico con la película, porque no cuenta la historia tal y como es, y eso me disgustaba, pero he sabido verle los valores tan buenos que tiene y ahora soy de la opinión que es una adaptación igual de buena que la original.

Películas que no son tan buenas como los libros
(Aviso de que este apartado va a ser muy hater)
Este apartado es el más subjetivo, ya que tiene mucho que ver el amor que se le tenga al original literario, que hace que no se vea con buenos ojos la película al no contar lo que más ha gustado o no es capaz de abarcar todo lo que el papel nos ha contado.
Por ejemplo, las novelas escritas por escritores rusos como Tolstoi o Dostoyevski son muy ambiciosas e introspectivas y por causas de presupuesto o de traslación de papel a imagen, sus adaptaciones suelen ser más pobres y tiene el rechazo mayoritario. No es que sean malas películas, es que es imposible llevar a la pantalla muchos aspectos de esas novelas.
Para acotar esta sección quiero hablar de un escritor que me gusta y del que han hecho varias películas de sus obras más reconocidas y que no llegan a ser tan buenas: Alexandre Dumas.
Las dos novelas más famosas del escritor son Los tres mosqueteros y El conde de Montecristo.
De Los tres mosqueteros se han hecho unas 33 adaptaciones, siendo las más famosas la película protagonizada por Gene Kelly en 1948, la versión estrenada en 1993, y el díptico estrenado en 2023. De estas tres versiones, la que más se acerca a la historia original es la de los noventa, ya que tramas que nunca se cuentan en las películas tienen cabida aquí. Pero no tiene el mismo ritmo ni los actores tienen el mismo carisma que los personajes literarios.
Es algo que no entiendo, porque Dumas escribe una historia muy ágil, llena de acción y humor, una aventura muy lineal que no debería dar problemas para adaptar. Incluso los personajes son reducidos al tópico, como el cardenal Richelieu, inteligente y maquiavélico capaz de reconocer la valía de los mosqueteros y que en el cine lo reducen a un villano de toda la vida. Las películas suelen contar la misma trama, la del robo de los herretes de diamantes de la reina, dejando fuera escenas como el sitio de Rochelle o el encierro de Milady, personaje apasionante que ni siquiera Eva Green encarnándola en 2023 es capaz de igualar.

Y sobre El conde de Montecristo. Hay casi veinte adaptaciones, y las más señaladas son la protagonizada por Richard Chamberlain en 1974; la serie de televisión encabezada por Gerard Depardieu en 1998 y la ambiciosa producción gala de 2024.
El conde de Montecristo es la obra magna de Dumas. Un retrato sobre la venganza envuelto en una historia ambiciosa, repleta de personajes muy importantes que tienen su participación tanto en los planes del conde como en la tesis que plantea el escritor sobre el daño que ocasiona ser un vengador. Incluso la serie de televisión es incapaz de trasladar toda la historia, dejando fuera situaciones o momentos importantes que dejan coja la historia. Novela de extensa duración pero que es un gozo cada vez que se lee.
Entiendo que si se quiere conocer toda la historia hay que leer la novela, y aceptar la adaptación, pero es que la maestría de Dumas para hablar sobre la vida, el amor, las injusticias y la maldad del hombre, queda muy difuminada en cines.
La adaptación gala de 2024 es muy buena obra, no lo niego, y posiblemente la mejor versión de la novela. Tres horas de cine de aventuras que pasan en un suspiro, llenas de imágenes potentes y momentos brillantes, pero que dejan fuera personajes que hacen cambiar ciertas secuencias, quedando estas muy huecas de contenido.
Y el personaje más alejado del libro es el mismo conde. En el libro se autodenomina “el martillo de Dios” “La mano vengadora”, otorgándole una dimensión cuasi divina, al adelantarse varios pasos a las situaciones. Y en las películas lo reducen a un hombre deseoso de venganza pero que conserva humanidad, cualidad que no aparece hasta casi el final del libro.





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